22/03/2017
El profesor, desde que somos pequeños, es una figura muy importante en nuestras vidas. No solo es el encargado de enseñarnos conocimientos, sino de entendernos, valorarnos y comprendernos. Este es el motivo por el que algunos maestros de Educación Infantil dejan en sus alumnos huellas imborrables que permanecerán y recordarán siempre.
Seguro que recuerdas a uno o varios profesores con especial cariño; esos a los que admirabas, que siempre te sacaban una sonrisa y que te hacían sentirte valorado. Los maestros de Educación Infantil, ya desde que los niños son pequeños, crean un vínculo muy especial con ellos. Al pasar tantas horas al día junto a éstos, es como si fueran de su familia y son un pilar fundamental no solo en su educación, sino también en su desarrollo como personas.
Un buen Maestro de Educación Infantil no es solo el que enseña conocimientos teóricos a sus alumnos o el que les permite hacer muchos dibujos, sino el que es capaz de sacar lo mejor de ellos. Es una figura que se tiene que hacer respetar, pero a la vez debe conseguir cierta confianza y cercanía con sus alumnos, huyendo en todo momento de que este respeto pueda provocar cierto miedo en los niños. Hay que conseguir, por tanto, un punto óptimo que en ocasiones es complicado, pero que irás aprendiendo a medida que te vayas formando y tratando con niños.
Incluso en muchas ocasiones se tiene un sentimiento de admiración por el profesor y se tiende a imitarle. Por eso, como profesional debes intentar servir de guía y de modelo a tus alumnos y utilizar este estímulo para provocar conductas positivas en los niños. Este proceso recibe el nombre de modelado: se basa en usar para el aprendizaje esa visión que los alumnos tienen del maestro como una figura de autoridad.
La forma en la que son tratados, hacer que se sientan valorados, tener en cuenta sus esfuerzos, señalar sus errores sin que se sientan humillados, ayudarles a mostrar sus sentimientos… Si un maestro en Educación Infantil es capaz de conseguir todo esto, permanecerá en la memoria de sus alumnos para siempre. Y es que cuando crecemos, olvidamos muchas cosas de nuestra infancia; solo las que nos han marcado permanecen con nosotros. ¡Seguro que quieres ser un gran profesor y que tus alumnos te recuerden tanto como les recordarás tú a ellos!