12/09/2018
Durante los meses de verano, debido a las altas temperaturas a las que nos enfrentamos en buena parte del país, los golpes de calor o la insolación suelen darse con mucha frecuencia. Esto se produce porque el cuerpo se deshidrata, por tanto los especialistas siempre recomiendan mantenerse siempre hidratado, llevando con nosotros una botella de agua, no salir a la calle en horas de pleno calor y caminar siempre por la sombra. Estos consejos servirían para evitar estos golpes, pero incluso siguiéndolos, es muy probable que como Técnicos en Emergencias Sanitarias recibamos el aviso de personas que han sufrido un golpe de calor. Por eso debemos saber exactamente cómo actuar ante este tipo de situaciones.
Insolación: Protocolo de actuación
Las personas mayores y los niños son especialmente propensas a sufrir un golpe de calor, por eso debemos ser especialmente cuidadosos con ellos.
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Análisis de la situación
Cuando llegamos al lugar de los hechos, debemos asegurarnos de que nos encontramos ante un golpe de calor, o una insolación, y no con bajadas de tensión.
Siempre que la persona esté consciente, debemos preguntarle qué síntomas tiene. Los más comunes a los golpes de calor son:
- Dolores de cabeza
- Mareos
- Náuseas
- Vómitos.
Aunque, si el golpe de calor ha sido más grave, observaremos calambres, una temperatura corporal alta (para ello debemos ponerle el termómetro), cercana a los 40º, convulsiones y la sensación de estar desorientado. Algunos de estos síntomas los podemos observar fácilmente, pero para otros deberemos intentar que la víctima se comunique con nosotros
2. Alejar a la persona del sol.
Cuando reconocemos uno o varios de estos síntomas y sabemos que la persona ha sufrido una insolación, lo primero será trasladarla hacia un sitio a la sombra si en ese momento se encuentra al sol. A continuación le acostaremos con la cabeza elevada
3. Bajar la temperatura
Si hemos observado fiebre, intentaremos reducir la temperatura corporal. Esto se puede realizar: Aplicando un paño con agua fría en el tórax, cabeza y hombros.
Si el paciente se encuentra consciente, haz que beba algo de agua o, si tenemos disponible, algún tipo de bebida isotónica. También podemos frotarle los miembros en dirección al corazón; de este modo haremos que fluya mejor la sangre en el cuerpo.
4. Traslado al hospital
Seguiremos controlando las constantes del accidentado y, cuando los sanitarios consideren que sus constantes vitales son estables y que no correr peligro, le trasladaremos al hospital si se considera oportuno.
En algunos casos, con estas acciones la víctima se estabiliza y no será necesario que se traslade al hospital. Tras asegurarnos de que puede valerse por sí misma y si se encuentra mejor podrá marcharse por su propio pie.¡Todo habrá quedado en un susto!