20/09/2016
El comienzo de las clases supone, para muchos niños, la vuelta al cole. Pero también para otros significa el primer contacto con la escuela. Para el maestro infantil supone el regreso al trabajo en colegios o guarderías. Tanto unos como otros tienen en la adaptación de estos primeros días un pequeño reto.
La vuelta al cole, o ese primer ingreso en la guardería, no tiene por qué ser un trauma. En la ayuda a la adaptación del alumno se desvela, una vez más, la importancia de un buen educador infantil. Con la actitud y conocimientos apropiados, este regreso puede ser divertido y podemos evitar los malos tragos que se asocian a esta experiencia.
Adaptarse a la Vuelta al Cole
El pequeño puede sufrir una gran ansiedad al terminar las vacaciones: tiene que separarse, física y mentalmente, de su familia: se siente solo, en un entorno que desconoce, y es normal que sienta miedo. De la misma manera, un padre puede pasarlo mal al tener que dejar el cuidado de su hijo a los maestros, y sufrir al ver la reacción del niño.
Un técnico de educación infantil puede ayudar a que la experiencia sea más agradable. El proceso del niño tomará un espacio de tiempo: es algo personal y cada pequeño tiene unas necesidades y puede tardar más o menos en adaptarse. Es un proceso individual que conviene no apresurar.
Por lo tanto, el maestro infantil tiene que hacer un importante trabajo en colegios o guarderías durante esta vuelta a la actividad. Y este trabajo va en dos sentidos: tanto a los niños, para hacer que se adapten a su nuevo entorno, como en padres, para que estén tranquilos y comprendan que el proceso de sus hijos es natural y que ellos están en las mejores manos.
El técnico de educación infantil debe preparar estos primeros días con antelación, para incluir actividades que relajen el stress del niño y le ayude a entender que está con compañeros y adultos que se preocupan por él, y un entorno seguro y divertido. Unos días más centrados en juegos y actividades entretenidas funcionará bien en caso de guarderías: más canciones y actividad física o jugar con pelotas puede ser un buen arranque.
Para los mayores, conviene intentar relajarles a la hora de afrontar el temario, ir con calma y quizá repasar conceptos y lecciones que ya conocen anteriormente, para hacerles perder el miedo a las clases nuevas. Así, se introduce progresivamente el temario y se facilita el regreso a una rutina diferente. También pueden realizarse actividades para conocer al resto de alumnos, que incluyan hablar de uno mismo o de los demás, e interactuar con ellos en algún nivel.
En cuanto a los padres, la comunicación siempre es algo clave y positivo: informarles de cómo está progresando con frecuencia, hacer algún tipo de asamblea con ellos para presentar al profesorado… Cualquier manera de aumentar la relación y mostrar el trabajo que allí se desarrollará es un avance. Los propios padres deberían de ir preparando unos días antes al alumno y recalcarles que no se trata de nada traumático, si no de algo natural y necesario.
La vuelta al cole no tiene que ser un drama: ni para los alumnos ni para los padres. El trabajo en guarderías y colegios como educador infantil sólo acaba de comenzar, y cada año traerá una serie de retos que se podrán superar con conocimientos y flexibilidad.