24/07/2019
La protonterapia, es una forma innovadora de radioterapia, en la que se irradian el tumor o el órgano afectado, con haces de protones – y no fotones -, reduciendo en forma ostensible el daño en el tejido circundante. Siguiendo con nuestra línea de informar a quienes siguen la formación profesional o piensan en estudiar radioterapia, sobre los avances tecnológicos y científicos en esta área, hoy hablamos sobre esta interesante forma de tratar el cáncer, ya disponible en muchos centros de tratamiento en Europa.
¿Cómo funciona la protonterapia?
Quienes han decidido estudiar radioterapia, conocen la terapia convencional basada en la irradiación de fotones. Los fotones, son paquetes de radiación electromagnética, como la luz visible, pero con una energía mucho mayor. La dosis de radiación administrada disminuye gradualmente, según la profundidad de penetración de la radiación en el cuerpo.
Cómo resultados, una cantidad limitada de radiación también llega al tejido sano, adelante y atrás del tumor. Dependiendo de la sensibilidad de estos tejidos, y la exposición, pueden producirse efectos secundarios.
Sin embargo, gracias al importante progreso realizado en los últimos años, en las técnicas de irradiación, ha sido posible refinar el tratamiento aún más, para que se pueda administrar con mayor precisión.
La terapia de protones – protonterapia -, utiliza un haz de protones. Un protón es una partícula acelerada con carga positiva, que administra su dosis máxima sólo al alcanzar una distancia de penetración determinada en el cuerpo. Una vez que se alcanza este límite, la radiación se detiene, lo que no sucede con los fotones.
El haz de protones también puede dirigirse a una porción específica del volumen objetivo, utilizando imanes deflectores en el aparato. Para obtener una dosis homogénea en la zona objetivo, que es el tumor.
El resultado es un ataque a la enfermedad mucho más preciso, y una disminución de los efectos secundarios.
Beneficios de la protonterapia
Entre otros, podemos considerar los siguientes:
- Tejidos sanos menos expuestos.
- Menor riesgo de que la radiación produzca un nuevo tumor.
- Es posible aplicar una mayor dosis de radiación, con mayor seguridad.
- Intensificación de la dosis sobre el tumor.
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