20/09/2019
A lo largo de su formación en técnico en educación infantil, el maestro adquiere gran cantidad de herramientas y conocimientos para hacer su trabajo. Existen muchas maneras de hacer que el niño aprenda y descubra su entorno, el lenguaje, su propio cuerpo…
Una de las técnicas que comienzan a cobrar fuerza es educarlas en la “cultura del asombro”. Es un factor con el que siempre han trabajado los técnicos en educación infantil: utilizar cosas que no conozcan para sorprenderles, introducir nuevos juegos, objetos o sensaciones para hacer que aprendan más y de una manera más divertida.
«Educar en el asombro» una obra ideal para mejorar aspectos fundamentales en la Educación Infantil.
Catherine L´Ecuyer es la autora del libro “Educar en el asombro”, una obra que, a pesar de ser de reciente publicación, ya se está convirtiendo en una referencia. Aquellos maestros infantiles que busquen profundizar más en este concepto, lo encontrarán aquí desarrollado.
L’Ecuyer incide en algo que aquí tenemos muy claro: hay que destacar la importancia de la labor del educador infantil. Los primeros años son fundamentales en la educación del niño y hay que escucharle más. Si prestamos atención a su comportamiento, sus ideas… el propio niño o alumno nos va a contar qué le apetece aprender, qué le motiva más, y comprobar cuál es su ritmo personal.
La labor del técnico en educación infantil siempre debe ser flexible y adaptarse a las situaciones en la clase y el alumno. Por supuesto, debe existir un programa a través del cual trabajar, pero el trabajo en la guardería, por ejemplo, no puede limitarse a enseñarle las mismas cosas durante todo el curso. La motivación y las ganas de aprender no tienen que venir siempre del propio profesor: trabajando con él podemos ver qué es lo que quiere aprender, qué le sorprende y asombra, e introducirlo en nuestra manera de educar.
Recordemos que un maestro infantil no es, ni mucho menos, un animador de cumpleaños, sino el primer educador (junto a los padres) con los que va a trabajar el pequeño. En sus manos está el potenciar la curiosidad y las ganas de aprender del pequeño. “El niño ha de ser protagonista de su educación” es un lema con el que se debe trabajar a diario.
El asombro, por lo tanto, se refiere a la propia capacidad del alumno de encontrar juegos, estímulos, sensaciones… que le estimulen, de los que quiera saber más por iniciativa propia, e integrarlos en nuestra manera de educarlos. Unas clases con mayor libertad pueden ser vitales para esto. Como hemos dicho en más de una ocasión, una de las características del trabajo del técnico de educación infantil es que es una labor en constante evolución, en la cual siempre podemos aprender cosas nuevas y continuar aprendiendo. Y así, conseguir que ellos también continúen aprendiendo.